sábado, 29 de septiembre de 2012

“ANÉCDOTAS DE HASDAY” – El rey de León Sancho “El Craso”



“ANÉCDOTAS DE HASDAY” 

 La dieta del rey de León Sancho "El Craso" 




En el año 958 Hasday realizó una labor tanto terapéutica como diplomática, cuando la reina Toda de Navarra, pidió ayuda al califa para reponer en el trono a su depuesto nieto, Sancho “El Craso”. Dicho así suena un poco confuso. Verán lo que ocurrió. 

El rey de León, Ramiro tuvo dos esposas y uno hijo de cada una. Ordoño, su primogénito y Sancho. Ambos se disputaron el trono, si bien a Ordoño le correspondía como primogénito y fue coronado como Ordoño III rey de León. Una serie de intrigas de palacio y alianzas interesadas entre los reinos del norte provocaron el enfrentamiento entre los hermanastros.

Mientras esto ocurría entre los reinos del norte, el califa Abd ar-Rahman III aprovechó para conquistar ciertos castillos, plazas y fortalezas cristianas de valor estratégico. Estas tácticas le suponían al califa la movilización de sus tropas hacia las zonas fronterizas del norte de al-Andalus. No hubiera supuesto ningún inconveniente si no hubieran asomado por la zona del Mediterráneo los fatimíes, quienes comenzaron a hostigar las costas andalusíes, en especial la zona de Almería.

Por su lado, Ordoño III tampoco podía hacer frente a su hermanastro y los andalusíes al mismo tiempo, por lo que ambos gobernantes decidieron sellar la paz. El califa envió a tierras cristianas su mejor hombre, Hasday ibn Shaprut, quien regresó a Córdoba con un tratado favorable para ser firmado por el califa Abd ar-Rahman III.  



Concluido este conflicto, el califa centró sus energías en reforzar la flota, haciendo trabajar a destajo a los astilleros y llenó los arsenales para defenderse de los fatimíes. Movilizó a las tropas del norte, que vinieron a engrosar a las ya establecidas en el sur de al-Andalus. Fue tal la fuerza demostrada por el califa que hubo un sinfín de alistamientos voluntarios. Se establecieron contingentes en las principales ciudades costeras del mediterráneo, en especial Almería.

Estando el califa enfrascado en esta estratagema, murió Ordoño III. Inmediatamente le sucedió su hermanastro Sancho, quien dio por invalidado el tratado de paz firmado. Ya tenía el califa de Córdoba otro dolor de cabeza. Ahora debía enviar nuevamente tropas hacia León para luchar contra Sancho. El flamante rey, se ganó muy pronto poderosos enemigos entre la nobleza, mientras iba aumentando de peso de forma alarmante. Su obesidad le impedía realizar ciertas acciones tal como montar a caballo, incluso necesitaba ayuda para caminar. En todo el reino de León no se hablaba de otra cosa.  Sus enemigos vieron el cielo abierto y tramaron una conspiración no solo para deponerlo, sino para expulsarlo del reino. Fue apodado el “El Craso” perdiendo respeto del pueblo, que se mofaba de él. Hacia el año 958 enfermo, destronado y expulsado de su reino, encontró refugio en su poderosa abuela, la reina Toda de Navarra. Mientras tanto, los conspiradores colocaron en el trono leonés a otro Ordoño IV, apodado “el Malo”, por su perversidad.




La reina Toda, era ya mayor, pero conservaba su fuerte carácter, su ambición y sobre todo su orgullo. Decidió ayudar a su deforme y enfermo nieto, pero no podía hacerlo sola. Las fuerzas navarras no eran suficientes y Sancho no tenía ningún aliado. La reina de Navarra debía buscar un aliado poderoso y ante todo debía encontrar un médico capaz de devolverle la salud a su nieto.

La solución a ambos problemas se encontraba en al-Andalus; el califa Abd ar-Rahman III  y Hasday ibn Shaprut.

La reina Toda tuvo que hacer de tripas corazón, tuvo que tragarse su orgullo y pidió auxilio a su gran enemigo contra el que tantos años estaba guerreando. Envió una embajada a Córdoba con la petición de ayuda militar y médica para su nieto. El califa respondió favorablemente, enviando al único que podría acelerar los trámites, Hasday ibn Shaprut, quien como médico, podía dar un diagnóstico in situ, dominaba tanto el romance como el latín y era un hombre de Estado capaz de convencer a la poderosa reina de cumplir el trato.
Lo primero que hizo al llegar fue visitar al enfermo y diagnosticar que su obesidad tenía solución y que él lo curaría. Pero no en Navarra, sino en Córdoba.

Luego debió enfrentarse al duro carácter de la reina para acordar los términos del apoyo militar y terapéutico. Hasday tuvo que emplear todo su potencial: paciencia, buenos modos, suavidad, don de palabra, simpatía y profesionalidad. La reina Toda no tuvo más remedio que aceptar las condiciones de Hasday, si quería ayudar a su nieto Sancho. Por lo que ella se comprometió a entregar al califa diez fortalezas. Abuela y nieto debían presentarse ante el califa para solicitar el auxilio militar y permanecer en Córdoba durante el tiempo necesario para la dieta de Sancho.  

Así partieron de Pamplona, la reina Toda seguida de su nieto y un séquito hacia la capital de al-Andalus. Después de un tortuoso y largo viaje, durante el cual Hasday hizo caminar al obeso Sancho sin descanso, llegaron por fin a Córdoba. Fueron alojados en las mejores dependencias de Medina Zahra. Durante su prolongada estancia en Córdoba, la reina Toda y el califa  pactaron la estrategia de ataque para invadir León con la idea de reponer en el trono a Sancho. 
Mientras tanto Hasday en su labor de médico, sometió a  Sancho a una durísima y rigurosa dieta acompañada de unos remedios elaborados por él mismo. Dicen que sólo se alimentaba de líquidos que bebía con una pajita. Cuentan, que al principio la dieta no funcionaba, hasta que Hasday descubrió, que Sancho comía a escondidas. Vigilado, controlado por el mismo Hasday, Sancho pasó hambre durante poco más de un año, hasta que recuperó su peso y su salud. Entre 959 y 960 con la ayuda de las fuerzas andalusíes y navarras, Sancho fue repuesto en el trono de León y la reina cumplió con su parte del trato, cuando le entregó a regañadientes los diez castillos prometidos.

Esta es una de las historias ocurridas a lo largo de la intensa vida de Hasday ibn Shaprut. Pronto le seguirá otra que espero les guste.

Por Elisa Simon 

NOTA:

Lectura: “El viaje de la reina” de la autora Angeles de Irisarri. Novela histórica EMECÉ – Barcelona 1996.

Además de la bibliografía ya indicada en el artículo principal.  

1 comentario:

  1. ¡Aaaay pobre Sancho!. Casi se hace del SAT o de los amigos del camino de Santiago. Qué pechá de andar, desde Navarra a Córdoba. ¿Cúanto tiempo tardó en hacer el recorrido? ¡Lo que olería el sudoroso CRASO por esos campos de Castilla! Me imagino al pobre clamando al cielo por una buena comida y un lecho donde descansar. Pero Hasday, que fue el antecesor de la dieta DUKAN no cejó en su empeño en curarle. Me ha encantado la Historia. ¡Sigue así Elisa!

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